Tras su primera clase de patinaje, mi sobrina llegó a casa bastante contenta:
- ¿Ya sabes patinar? Le pregunté
- Ya sé cómo levantarme. Contestó orgullosa.
Y aunque confieso que aquella repuesta me dejó un tanto descolocada, la niña continuó explicándose:
- Todos nos vamos a caer. Todos, tita... hasta los monitores, pero por eso no tenemos que dejar de patinar, solo aprender a levantarnos.
Así de fácil. Así de simple.
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