domingo, 25 de enero de 2015

Olvídate

Olvídate de que, justamente hoy, hace dos años que la esclerosis puso patas arriba tu vida.

Olvídate del bonito moratón que te dejó avonex, a modo de regalo, el último jueves. Olvídate de la noche que te hizo pasar.

Olvídate de las revisiones... ¡No mires la agenda! Ni te preocupes por esa cita que tienes en un par de semanas para no sé muy bien qué.

Olvídate de buscar en internet esos síntomas que te persiguen. Echále mejor la culpa de todo al estrés y deja de leer esos artículos que prometen curas que no son más que ficticias.

Olvídate del cansancio, de la fatiga ¡Sal a correr!. Olvídate de la comida basura, o compártela con los amigos, eso sí, bajo el sol para contrarrestar... pero diviértete.

Olvídate de todo. Olvídate de ella.

viernes, 23 de enero de 2015

Manías

Ya comenté en uno de mis primeros posts que prefería tener que pasar otra vez por una punción lumbar antes que enfrentarme a una nueva resonancia, y no, no era por claustrofobia, sino por esos ruidos...

Pues con Avonex me pasa algo parecido, odio el sonido del autoinyector. No lo soporto. Es ponerme el autoinyector sobre el muslo y comienzan las dudas, los amagos de apretar, la lucha entre oir o no ese maldito ruido.  No sé, serán manías mías, fijo que vosotros también tenéis las vuestras.

He intentado camuflarlo pinchándome mientras escucho música con auriculares, pero tampoco funciona... No soy capaz porque, para mí, la inyección es un momento como sagrado, requiere toda mi atención. Es todo un ritual, íntimo y personal que requiere un silencio sepulcral que pueda ser roto porque creo que, en el fondo, necesito oir ese sonido.


lunes, 19 de enero de 2015

Blue Monday

Hoy es el día más triste del año y sanseacabó. No hay nada más que decir. Hay un estudio que lo demuestra y eso es intocable, inviolable, sagrado (para mí, hasta inventado).


Es curioso que los mejores cuentos nos lo narre la estadística... prediciones imperfectas para un mundo que se cree perfecto. Y no es que no crea que unas fórmulas matemáticas puedan regir la felicidad de alguien, sino que dudo que podamos dividirla en variables comunes para todo el mundo. La felicidad no es extrapolable.

martes, 13 de enero de 2015

Días

Y aunque han pasado casi dos años desde el diagnóstico, confieso que hay días en los que realmente me levanto con la sensación, casi con la certeza, de que todo aquello no fue más que un error, un mal diagnóstico. Sólo eso. Algo que olvidar, algo que borrar.

Días en los que dejaría el tratamiento por completo, en los que tacharía todas las citas médicas de la agenda, en los que me olvidaría de las revisiones y de todo. 

Días en los que sería capaz de achacar las parestesias y hormigueos a una mala postura o quizá a un problema con las cervicales, en vez de a mi inseparable EM. Días en los que el cansancio queda enmascarado por las ganas de seguir hacia adelante.

Pero hay otros días que ocurre lo contrario... Días en los que te cuesta un mundo evadirte, separte de ella. Días que lo relacionas todo con la esclerosis, incluso cosas que, probablemente, no tengan nada que ver... Días como hoy, días malos.