Lo sé, es mi decisión. Me ha quedado muy claro después de que, prácticamente todos, os hayáis lavado las manos. No, no quería que decidiérais por mí ni mucho menos. Sólo quería un poco de tacto por vuestra parte.
Ha sido el primer palo, el primer quiebro que me guardaba la EM y lo único que necesitaba era no estar sola. Sólo teníais que haberme dejado quejarme un poquito sobre los efectos secundarios, sólo escucharme. No era tanto pedir.